Las clínicas odontológicas ofrecen servicios como todas, para “diseñar sonrisas”, basadas en un estereotipo común entre la sociedad: dientes ultra blancos y derechos, casi tomados de una revista o comercial de crema dental.
Los pacientes que acceden o ingresan a estos consultorios son muchos y van confiados en la publicidad, en los influenciadores o en la cantidad de seguidores que tenga uno u otro médico. Qué bueno sería que todos ellos salieran felices y jamás regresaran más que a seguir perfeccionando sus sonrisas o hacer mantenimiento de cada proceso; lastimosamente en su mayoría no regresan, prefieren buscar otros odontólogos que les arreglen, ya no la sonrisa, sino el problema que generó el procedimiento anterior, donde hubo finalmente un desgaste del esmalte y de las raíces de sus dientes, generando pérdida de piezas, caries y una afectación psicológica y monetaria tan fuerte que parecería imposible de recuperar.
Por casos así nosotros quisimos combatir socialmente estos regulares procedimientos y creamos lo que ya se conoce en el medio como LA FÁBRICA DE SONRISAS, donde en realidad vamos desde un diagnóstico hasta un resultado final, así, como de fábrica, pasando por procesos de calidad, revisando una y otra vez cada procedimiento y logrando el resultado deseado por todos; allí intervienen especialistas idóneos para cada proceso, pues no está bien que el de máquinas haga un trabajo manual, por dar un ejemplo, cuando no está formado académicamente para hacerlo bien.
Con nuestra Fábrica cambiamos y creamos historias, no olvidamos los pasados, los aprovechamos y formamos a cada paciente sobre lo que sucedió y lo que debería suceder, logrando confianza, excelente atención y trato personalizado, pues nuestra razón de ser se debe a sus consultas y deseos por tener siempre la mejor sonrisa. Continuaremos siempre ofreciendo odontología de calidad que promueva la salud oral y genere amor propio y seguridad.