Todo comienza en el año 23.000 a.c cuando un hombre cuyo nombre era Cromagnon, procedente de Egipto, comenzó a sentir un fuerte doler en sus dientes y notó que estos se iban oscureciendo y deteriorando día tras día, pero no fue sino hasta la actualidad en la que mediante un trabajo arqueológico se descubrió el cráneo de dicho hombre.